Rodar es abrir puertas a universos ocultos para encontrar la paz. El pedalear sensibiliza el cuerpo, lo ubica en un estrato diferente y hace que aflore la imagen de ese héroe de la infancia que todos llevamos dentro.
viernes, 8 de octubre de 2010
La bicicleta es un instrumento de tortura placentero. Su cadena es sinónimo de liberación, no de prisión. Y sus bielas y ruedas son fieles acompañantes, para visualizar de manera distinta al mundo.
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